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 | Por Steve y Bridget Patton

Él dice: Con los hijos fuera, es hora de dejar esta casa grande y mudarse a algo más pequeño

 

Ella dice: Quiero quedarme en este lugar; ¿qué sentido tiene mudarse cuando estamos cómodos aquí?


 

Las necesidades y preferencias de espacio vital de una pareja evolucionarán naturalmente a lo largo de su matrimonio y vida familiar. Puede que se necesite menos espacio en una fase, más en la siguiente y menos de nuevo más adelante. A veces, puede ser necesario mudarse; otras veces, pueden hacerse cambios adecuados en la vivienda existente. Y a veces, uno de los cónyuges verá sus necesidades de una manera, y el otro de otra. ¿Y entonces qué?

Como ocurre con cualquier asunto de desacuerdo en un matrimonio, lo más importante es la honestidad con uno mismo, escucharse con atención el uno al otro y la voluntad mutua de sufrir bien por el bien de su matrimonio. Veamos cada una de ellas.

La auto honestidad puede ser un reto, porque a veces tenemos agendas que se ocultan incluso a nosotros mismos. Por ejemplo, el que quiere mudarse puede decir, e incluso a nivel superficial creer, que se debe a un deseo inspirado por el Evangelio de vivir de forma más sencilla. Pero lo que ocurre en el fondo es otra cosa: quizá el puro cansancio de mantener una propiedad más grande. Lo mismo ocurre con el que quiere quedarse. Cuando dices que es “cómodo”, ¿hablas sinceramente por los dos?

Escuchar también puede ser un reto, sobre todo si tienes miedos ocultos que tu cónyuge pueda utilizar contra ti para ganar ventaja y salirse con la suya, si eres demasiado tierno y atento. Si alguno de los dos alberga ese temor, sé sincero contigo mismo y con tu cónyuge, e intenta no ceder a él. Éste es el tipo de humildad que genera confianza.

Si pueden empezar juntos desde una base de apertura mutua, humildad, confianza y voluntad de compromiso, entonces estarán bien encaminados hacia una solución compartida. Pero cada uno de ustedes debe estar dispuesto a aceptar las consecuencias de un compromiso. Como escribe Pablo en Efesios: “Sométanse los unos a los otros, por consideración a Cristo” (5, 21). Si su matrimonio ha tenido una pauta en la que uno de los dos ha prevalecido casi siempre en este tipo de discusiones, no es buena señal. Asegúrense de que se trata de una decisión en la que se inclinan de buen grado y con amor hacia el otro por el bien de su matrimonio.


Steve y Bridget Patton tienen maestrías en teología y asesoramiento, y trabajan como ministros de la vida familiar en la Diócesis de Sacramento.

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