Cuando los autores del Antiguo Testamento quisieron expresar el amor fiel, vivificante e intenso de Dios por el mundo, recurrieron naturalmente al tropo del matrimonio.
Santa Bárbara comprendió que ser cristiano es un don por el que merece el sacrificio de todo lo querido: la belleza exterior, las relaciones familiares e incluso la vida misma.
Nuestra mejor estrategia es centrarnos en las formas en que afirmamos, animamos y edificamos a nuestros hijos con la verdad amorosa de Dios. He aquí algunas ideas para ayudar en esta importante labor.
Este mes hablaremos de cómo la virtud de la templanza puede ayudarnos a superar el pecado “mortal” (así llamado, porque da lugar a otros vicios) de la gula.
Ningún detalle del plan de salvación de Dios es casual. En los relatos del nacimiento y la infancia de Jesús, varias personas (¡y también ángeles!) aparecen en escena.
He estado rezando e intentando acercarme a Dios. Pero a veces no sé si lo que estoy pensando es realmente la voz de Dios o si son sólo mis propios pensamientos.
Sea cual sea la decisión que tengamos ante nosotros, Dios no espera que lo hagamos solos y nos da herramientas reales para navegar por las decisiones de la vida.