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 | Por Dan Cellucci

Contribuir a una cultura de gratitud

Una de las ventajas de este mundo pospandémico y remoto es el aumento de la eficacia. La desaparición de los desplazamientos y enfriadores de agua significa más tiempo para “ponerse manos a la obra”, ¿verdad? Puede que sí. Eficiencia no siempre equivale a eficacia. Cuanto más eficientes nos volvemos, mayor es el riesgo de menoscabar no sólo nuestras contribuciones individuales y colectivas, sino también uno de los dones más hermosos que Dios nos ha dado: nuestras relaciones mutuas. He aquí algunos consejos rápidos para devolver al lugar de trabajo algunas de las necesidades “innecesarias”.

 

Enviar un agradecimiento a la semana

Considere la posibilidad de enviar un mensaje de texto o un correo electrónico a un colega en el que describa algo que aprecia con un poco más de detalle que el eficiente “gracias” que podría ofrecer. Describa en qué consistió y por qué fue importante. No sólo dará a su colega un impulso inesperado, sino que también le ayudará a reforzar ese buen comportamiento con los demás. ¡A usted también le dará un empujón!

Programar un seguimiento personal

Tal vez escuchó a alguien compartir un detalle de su vida personal mientras esperaba a que comenzara una reunión de Zoom: la enfermedad de un padre o un hijo con dificultades. Ponga un recordatorio rápido en su teléfono para hacer un seguimiento en 3-4 semanas para reconocer la situación y ofrecer oraciones. No tiene que pedir más detalles; más bien, puede enviar una nota rápida para decir: “Recuerdo que compartiste lo de... Espero que esté mejor. Lo he estado manteniendo en mis oraciones”. Este pequeño detalle ayuda a la otra persona a sentirse reconocida y conectada. También genera confianza en su relación.

Marcar hitos

Las redes sociales tienen muchos defectos, pero una de sus ventajas es que nos recuerdan aniversarios e hitos importantes. Es posible que pasemos por alto algunos logros profesionales y personales importantes en nuestra búsqueda de la eficacia. ¿Su colega estrena casa o apartamento? Llévele una piña como detalle tonto. ¿Hace su primera presentación en solitario o termina un gran proyecto? Envíele una notita y una chocolatina para celebrarlo. El gesto no debe ser extravagante, pero comunicará que la persona es más que su título o función en el trabajo.

Pasamos gran parte del día trabajando. Invirtiendo sólo un poco de tiempo en actividades que el mundo podría ver como gratuitas, podemos contribuir a una cultura de gratitud por el don que Dios nos ha dado para que seamos los unos para los otros.


Dan Cellucci es el CEO del Catholic Leadership Institute.

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