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 | Por Dan Cellucci

Centrarse en las peticiones de “lo antes posible”

Un inconveniente de nuestro mundo cada vez más conectado es la cantidad de formas en que la gente puede solicitarle cosas. La mayoría de los lugares de trabajo disponen de varios canales de mensajería, además del correo electrónico. ¡Por un momento me planteé contratar a un asistente personal a tiempo parcial para gestionar el volumen de papeleo de la vuelta al cole de mis cuatro hijos este año! Como personas de fe que buscan la paz del Señor en un mundo frenético, estos tres consejos pueden ayudarle a centrar sus tareas y crear más espacio para él.

 

Separar lo “urgente” de lo “importante”

El agotamiento se produce a menudo por intentar seguir el ritmo de las exigencias de los demás. “Urgencia” hace referencia al plazo en el que hay que hacer algo, e “importancia” a su relevancia. Aunque existen verdaderas urgencias, el adagio “su mala planificación no debería constituir mi urgencia” se convierte en una útil prueba de fuego. Cuando lleguen las peticiones de “lo antes posible”, intente aclarar la petición y el plazo preguntando: “¿Qué tipo de flexibilidad tenemos con esto?” o “¿Habrá otra oportunidad en un futuro próximo que nos dé más tiempo para prepararnos?”. Frenar un poco el tren podría ayudar a abrir otras posibilidades o, al menos, a concienciar sobre el efecto de este tipo de peticiones para el futuro.

Conocer sus ritmos y planificar en torno a ellos

A menudo escribo estas columnas mientras estoy en un avión. ¿Por qué? Porque no lo haré cuando los niños estén cerca o durante una jornada laboral llena de reuniones por Zoom. Sin embargo, atrapada en mi jaula de hojalata, siempre estoy desesperada por encontrar algo creativo que hacer durante un vuelo. Tengo tiempo para pensar. ¿Cuáles son los momentos del día o los entornos en los que se considera que es más creativo o productivo? Cuando sea posible, planifique las tareas difíciles o complejas para esos momentos.

Aprovechar lo importante cada día

Si estamos constantemente reaccionando ante lo que es urgente para los demás, rara vez llegamos a los proyectos o tareas que tienen sentido para nosotros, esas cosas que no sólo hacen que nuestra contribución pase al siguiente nivel, sino que también alimentan nuestra motivación. Cuando planifique su semana, intente reservarse unos minutos, aunque sólo sean 30 al día, para reflexionar sobre un proyecto importante o dar el siguiente paso en una empresa significativa.

Si añade algo de intencionalidad a su planificación tanto diaria como semanal, y ayuda a los demás a pensar en lo que le piden, podrá colaborar con el Señor para que le traiga la paz que desea para usted.


Dan Cellucci es el CEO del Catholic Leadership Institute.

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