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 | Por Dan Cellucci

Una planificación proactiva nos prepara para el éxito

Si usted es como yo, entre el torbellino que es el mes de mayo, la cantidad de actividades escolares que se ponen a toda marcha y el anhelo del cambio de ritmo veraniego, llegará a esta época del año y se encontrará con la necesidad de dar un paso atrás, hacer balance y tomarse un respiro.

Este puede ser el momento perfecto para hacer un balance de nuestro trabajo -ya sea en el ministerio, en casa u otra área de la vida- y una planificación consciente que nos ayude a centrarnos, mantener la motivación y prepararnos para el éxito en los meses venideros.

Conectar con el panorama general.

Ya sea que lleve en su puesto unos meses o muchos años, es útil recordar el "por qué". ¿Por qué desempeña esta función en este momento? ¿Qué le hace volver día tras día? ¿Qué diferencia podría suponer si imagina su función en lo óptimo y todas las posibilidades de lo que podría ser? Volver a conectar con el panorama general le ayuda a recordar su propósito: discernir la llamada de Dios para usted, evaluar su energía y clarificar los dones que aporta de forma única.

Establecer objetivos.

Una vez que se haya comprometido de nuevo con el "por qué", establezca no más de 5-6 objetivos que le ayuden a atender los aspectos más importantes de su trabajo durante el próximo año. Deben ser lo suficientemente importantes como para que le lleve entre 6 y 12 meses completarlos, y lo suficientemente significativos como para que no hacerlos signifique que no está cumpliendo con su papel. Pregúntese a sí mismo: "¿Es algo que puedo medir? ¿Estoy motivado para cumplirlos? ¿Es realista y realmente alcanzable? ¿Es lo más relevante que debo hacer en mi función? ¿Hay una fecha límite? ¿Qué haría falta para hacer un seguimiento a lo largo del año?". Dedicar tiempo a redactar objetivos hará maravillas en cuanto a concentración y energía a lo largo del año.

Prepárese para poner en marcha su plan.

Crear estrategias sencillas para rendir cuentas de su plan le ayudará a ejecutarlo. Una vez fijados los objetivos, considere la posibilidad de imprimirlos y colocarlos en un lugar donde pueda verlos a diario. Coméntelos con su supervisor o con sus compañeros para que apoyen sus esfuerzos y programe reuniones periódicas con ellos para evaluar los progresos. Identifique los hitos clave, anticipe los escollos y nombre los valores que le ayudarán a perseverar cuando las cosas se compliquen.

Tanto si aún está recuperando el equilibrio tras una temporada de mucho trabajo como si ya está pensando en sus tan necesarias vacaciones de verano, tener objetivos le permite priorizar su trabajo de forma natural. Su energía también aumentará cuando sepa que está dedicando tiempo a las cosas que más le importan.


Dan Cellucci es el CEO del Catholic Leadership Institute.

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