‘Reza, espera y no te preocupes’
Las sabias palabras del Padre Pío inspiran una delicia culinaria
Las sabias palabras del Padre Pío inspiran una delicia culinaria
Vivimos en una era donde el ajetreo es la norma. Y con todo lo que está sucediendo en el mundo, es fácil distraerse de lo que es realmente importante y sentirse ansioso. Impulsados por una era de tecnología que exige nuestra respuesta constante e inmediata, a menudo nos vemos impulsados a inquietarnos y preocuparnos por muchas cosas. ¿Entonces, cuál es la solución? Se pueden encontrar algunos buenos consejos en una cita simple de un santo conocido cuya fiesta es el 23 de septiembre.
Vivimos en una era donde el ajetreo es la norma. Y con todo lo que está sucediendo en el mundo, es fácil distraerse de lo que es realmente importante y sentirse ansioso. Impulsados por una era de tecnología que exige nuestra respuesta constante e inmediata, a menudo nos vemos impulsados a inquietarnos y preocuparnos por muchas cosas. ¿Entonces, cuál es la solución? Se pueden encontrar algunos buenos consejos en una cita simple de un santo conocido cuya fiesta es el 23 de septiembre.
Recientemente, mi esposo me avisó con poca anticipación que recibiríamos a algunos invitados importantes en nuestra casa para cenar. Se encendieron varias alarmas en mi cabeza. ¿Qué voy a preparar? ¿Cómo tendré la casa lista a tiempo? ¿Será la cena de su agrado? Ahora bien, mi propia experiencia, así como las citas de innumerables personas sabias de todas las épocas, dirían... no te preocupes, no te beneficia. Preocuparse es una pérdida de tiempo. Tienen razón, por supuesto. Pero a su manera, el Padre Pío, el santo estigmatizado del centro de Italia canonizado por San Juan Pablo II en 2002, ofrece la mejor respuesta. Él dijo: “Ora, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración”.
¿Por qué esta cita es tan especial? Porque no nos dice simplemente que no nos preocupemos, sino que no debemos preocuparnos porque Dios está involucrado. En otras palabras, no te límites a sólo suprimir la inclinación hacia la ansiedad. En lugar de eso, redirígelo a Dios. Las sabias palabras del Padre Pío nos aconsejan convertir la preocupación, que es inútil, en oración, que es eficaz. ¿Y por qué? Porque nos recuerda que Dios es misericordioso y escuchará nuestras oraciones.
Así que pensé en esto mientras mi mente se aceleraba y el pánico se apoderaba de mí con las 24 horas que tenía para prepararme para mis invitados. Y oré. Incluso pedí la intercesión de San Pío. Y en un momento, mi flujo de conciencia me llevó de mi oración a San Pío, a su vida, a su hogar, a mi propia experiencia en el centro de Italia, a una receta asociada con su lugar de nacimiento, Pietrelcina, donde abundan las alcachofas.
Tal como aconsejó el santo, mi oración fue escuchada y mi preocupación desapareció. Sabía lo que prepararía para nuestros invitados.
Michelle Sessions DiFranco es diseñadora y madre ocupada de tres hijos.
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Pasta De Alcachofa Al Limón
- 1 caja de pasta de 12 onzas (espagueti o fetuccini es mejor)
- 2 cucharadas de mantequilla
- 2 cucharadas de aceite de oliva extra virgen (repartidas)
- 1 chalote grande (finamente picado)
- 3 dientes de ajo (picados)
- ¼ de taza de vino blanco seco
- Jugo de 1 limón
- Una lata de 14 onzas de corazones de alcachofa cortados en cuartos (escurridos)
- 2 cucharadas de alcaparras (escurridas)
- 1 cucharada de ralladura de limón
- ¼ de cucharadita de hojuelas de pimiento rojo triturado
- Sal kosher y pimienta negra recién molida al gusto
- ½ taza de perejil fresco picado en trozos grandes (y más para decorar)
- Parmesano rallado para servir
Hierva agua en una olla grande (y cocine la pasta según las instrucciones del paquete).
Mientras tanto, en una sartén grande, caliente la mantequilla y una cucharada de aceite de oliva. Agregue la chalota y el ajo, y cocine hasta que la chalota esté tierna (revolviendo constantemente).
Agregue el vino blanco y el jugo de limón, y revuelva para combinar. Añada las alcachofas, alcaparras, ralladura de limón y hojuelas de pimiento rojo. Continúe revolviendo hasta que las alcachofas estén bien cubiertas. Añadir sal y pimienta al gusto. Reduzca el fuego a fuego lento para espesar la mezcla (ligeramente).
Dejando a un lado un poco del agua de la pasta, escurra la pasta cocida y devuélvala nuevamente a la olla. Agregue la mezcla de alcachofas, el perejil y la cucharada restante de aceite de oliva, y revuelva para combinar. Si la pasta todavía se siente seca, agregue un poco de agua de pasta y revuelva.
Sirva con queso parmesano rallado y perejil adicional.